Boleros y salsas: cantando las tragedias propias y las de todos

Un especial sobre la relación entre salud mental y música

Bienvenidos al capítulo 2 de este especial. La música ha hecho parte de nuestra historia como humanidad. Los ruidos, las voces, los cantos nos han permitido invocar deidades, recordar viejos amores, replicar a la naturaleza y encontrar en el otro y la otra, juntanza.

Hablemos del son, la rumba, el guaguancó, chachachá y todo el universo sonoro de la salsa y el bolero.

A partir de los voceros musicales de cada cultura, podemos acercarnos a cómo cada género musical representa las condiciones de clase y la etnicidad a la vez de que estos voceros nos permiten acercarnos a la visión del mundo que tienen sus comunidades que moldea parte de la identidad de sus oyentes.

Escrito por: Maria Camila Gonzales y Danna Tejada, psicólogas de Plural y Disruptivo. 
Edición: Camila Duque psicóloga de Plural y Disruptivo

“Al despertar todos los díassiento un dolor en mi corazónporque en la vida cuando hay una alegría
por cada risa hay diez lagrimas (Diez Lágrimas, Ángel Lebrón). 

Capítulo 2 Boleros y salsas: cantando las tragedias propias y las de todos

Si quieres complementar temas sobre expresión emocionalescucha el podcast de Plural y Disruptivo.

“Música que me conoces, música que me alientas, que me abanicas o me cobijas, el pacto está sellado. Yo soy tu difusión, la que abre las puertas e instala el paso, la que transmite por los valles la noticia de tu unión y tu anormal alegría, la mensajera de los pies ligeros, la que no descansa, la de misión terrible, recógeme en tus brazos cuando me llegue la hora de las debilidades, escóndeme, encuéntrame refugio hasta que yo me recupere, tráeme ritmos nuevos para mi convalecencia, preséntame a la calle con fuerzas renovadas en una tarde de un collar de colores, y que mis aires confundan y extravíen: yo luzco y difumino tus aires, para que pasen a ser esencia trágica de los que ya me conocen, de los que me ven y ya no me olvidan. Para los muertos.”

La música ha hecho parte de nuestra historia como humanidad. Los ruidos, las voces, los cantos nos han permitido invocar deidades, recordar viejos amores, replicar a la naturaleza y encontrar en el otro y la otra, juntanza. A partir de los voceros musicales de cada cultura, podemos acercarnos a cómo cada género músical representa las condiciones de clase y la etnicidad a la vez de que estos voceros nos permiten acercarnos a la visión del mundo que tienen sus comunidades que moldea parte de la identidad de sus oyentes.

En esta ocasión, desde el equipo Plural y Disruptivo les traemos historia, reflexiones personales y preguntas sobre dos géneros musicales muy populares en latinoamérica: la salsa y el bolero.

Sobre la salsa: Música sazonadora de nuestra experiencia latinoamericana. Escrito por Maria Camila Gonzalez

La comunidad salsera se comenzó a gestar en la segunda mitad de los años 60, en Nueva York y San Juan de puerto Rico, a partir de la segunda posguerra mundial se generó una intensa migración de los puertorriqueños, coincidiendo con el estallido de la revolución cubana (Cosamalón, 2024)

La salsa aterriza en Colombia desde Buenaventura, puerto principal del Pacífico llegando a la ciudad de Cali, donde se vivieron migraciones internas de campesinos que llegaban en búsqueda de trabajo. Esta adopción de estas expresiones musicales foráneas fueron poco a poco convertidas en signos de imagen cultural, tanto así que Cali es reconocida como capital de la salsa a nivel mundial, es aquí donde nos preguntamos, si Colombia tiene una variedad musical desde la cumbia, vallenato, porro, bambuco, entre otros, ¿por qué fue elegida la salsa?

La salsa hereda ritmos de tambores africanos (conga, bongó, timbales, campana) usados históricamente por comunidades afro como formas de comunicación y resistencia durante la esclavitud. (Ulloa, 1988). Y es así como la música nos permite seguir observando los intentos del alma por elegirse, por vivirse por fuera de lo que antes eran unas cadenas de hierro y que actualmente son representadas por estereotipos y tendencias en TikTok; la música aparece como una respuesta, una indignación y un grito camuflado en las fiestas decembrinas, en los viernes de tomar cerveza después de trabajar y va calando lentamente en el inconsciente de quienes habitamos la música en las calles latinoamericanas.

“Gente que vendió por comodidad, su razón de ser y su libertad” (Plástico, Willie Colón). 

Algo que tal vez no sabías es que la salsa permitía retratar la realidad del narcotráfico que impactó no solo en Cali sino en latinoamérica en general, donde las letras reflejaban la realidad barrial, las injusticias sociales, la desigualdad social y la violencia.

¿Adónde van los desaparecidos?
Busca en el agua y en los matorrales.
¿Y por qué es que se desaparecen?
Porque no todos somos iguales.
¿
Y cuándo vuelve el desaparecido?
Cada vez que los trae el pensamiento.
¿Cómo se le habla al desaparecido?
Con la emoción apretando por dentro” (Desapariciones, Ruben Blades)

La salsa asociada a lo bailable también nos permite observar lo político, donde aparece de manera directa en el día a día para recordarnos la catarsis colectiva y la narración de lo cotidiano, y que si nos detenemos en sus letras, es como si moviéramos una cortina llena de colores para encontrar la sangre, la pérdida y la duda, pero también la esperanza, la juntanza y la resiliencia de quiénes habitamos la realidad latinoamericana.

Ees allí donde los cuerpos al sonido de Héctor Lavoe, Ray Barretto, Willie Colón, Celia Cruz, El grupo Niche, el Joe Arroyo, entre otros, se encuentran nuestros cuerpos que en el baile, el junte y el sudor, también nos lloramos.

“Pero yo sé que volverá
Y si no de penas moriré
¿Qué yo he hecho?
Que te hizo partir” (Ausencia, Willie Colón y Héctor Lavoe). 

La nostalgia aún está de moda: Los Boleros Por Danna Tejada

En nuestro equipo, tenemos varios fans de los boleros, y ¿cómo no? si como psicólogxs conocemos de primera mano lo agridulce de los afectos. Pensamos que el amor se siente como un bolero, a veces triste, nostálgico, profundo, trascendental y armonioso. 

El bolero es, por excelencia, el género musical de la nostalgia. Desde sus primeras notas, suele despertar en quien escucha una evocación melancólica de amores pasados, lugares lejanos o tiempos mejores. No es casualidad que sus letras giren en torno a pasiones intensas, pérdidas irreparables y promesas eternas que alguna vez se creyeron inquebrantables.

Este vínculo entre bolero y nostalgia se teje tanto en la temática como en la forma. Las voces suaves y dolientes, los arreglos de cuerdas y las progresiones armónicas envolventes no solo narran historias, sino que las hacen sentir. Cada canción es un pequeño ritual de memoria: el bolero no sólo recuerda, sino que revivifica. Así, escuchar un bolero es sumergirse en una temporalidad suspendida, en la que el pasado no ha muerto del todo y puede aún conmover.

Más que un género musical, el bolero es una forma de duelo amoroso y de celebración íntima. Habla desde una herida que no se cierra del todo, desde la dulzura de lo que fue y la imposibilidad de que vuelva a ser. Por eso, quizás, sigue tan vigente: porque la nostalgia es una emoción universal y el bolero, su lengua más entrañable.

También un canal emocional profundamente ligado a lo psicológico. Su estructura melódica pausada, sus letras cargadas de pasión y pérdida, y su tono confesional actúan como detonantes afectivos que reactivan memorias emocionales intensas. En términos psicológicos, el bolero funciona como un «objeto transicional»: una vía simbólica para procesar experiencias pasadas que siguen ejerciendo una influencia emocional en el presente.

Te dejamos algunas canciones de boleros que recomendamos con emoción:
  • Ódiame – Julio Jaramillo
  • Te venero – C.Tangana, Omara Portuondo
  • La canción de Nosotros – José Luis y Su Guitarra
  • Ojos de Girasol – Darviin
  • Alfonsina y El Mar – Rita Payés, Elizabeth Roma
  • Somos Algo – Daniel, me estás matando
  • Mar y Cielo – Macha y el Bloque Depresivo
  • Un Bolero – Martox
  • La Montaña y vos – Carolina Sarta


¿Será que cantar y bailar los pesares es algo propio de lo humano? Tal vez volver canción la tusa, la violencia y el desengaño nos ayudan a convertir estas experiencias dolorosas en unas más llevaderas.

Referencias
  • Cosamalón Aguilar, J. A. (2024). ¡ Que viva la salsa!¡ Que siga la cumbia! Clase y etnicidad en la música popular de América Latina (1970-1980). Caravelle. Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien, (123), 99-114.
  • Ulloa, A., & Ruíz, P. (1988). La salsa en Cali: entre la imagen vendible y la realidad de lo popular. A Contratiempo: revista de música en la cultura, (2), 42-48.

¿quiénes somos?

Colectivo Plural y Disruptivo

Equipo Plural y Disruptivo

Un grupo de psicólogas y psicólogos plurales y disruptivos que se piensan la salud
mental de una forma socio-crítica, dinámica y
contextual desde el individuo hasta lo grupal. Además tienen un podcast que recomendamos y en el que hablan de todo e intentan que algo les sea útil y al mismo tiempo les haga reír:

Corporación Escuela Nacional del Grito

Equipo Escuela Nacional del Grito

Una organización para la promoción de la salud mental en jóvenesque ve al arte como una herramienta sanadora que nos permite expresar eso que llevamos dentro a través de canciones, el baile, las rimas, la escritura, entre otros. Por eso, hacemos conciertos, festivales de música, talleres y charlas de manejo de emociones que contribuyen a tu salud mental para que cada vez conozcas mejor eso que estás sintiendo.

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Escuela Nacional del Grito

La Escuela Nacional del Grito es nuestro proyecto psicosocial, con contenido formativo en manejo de emociones y habilidades para la vida de jóvenes en Colombia. Para transitar por cada emoción hay una herramienta desde el arte.

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